
Te han dejado fuera. Alguien ha dividido el mundo en dos, y ha pensado que deberías estar de tal o cual lado. Y allí estás, observada por multitudes desde la oscuridad, en tu escenario de la vida. Iluminada en luces de verdad y al calor de la fuerza de los rayos solares. Te han enmarcado, y allí estás... fuera, pero libre. Y aquellos que te cerraron las puertas continuan detrás de ellas, presos, oscuros y sin salida. Los contemplas con calma, esperando que una ráfaja de viento llegue a ti y te lleve, adonde mereces estar, de donde nunca has partido.