En una mañana temprana y nublada de agosto, el tren pasa
rumbo a Buenos Aires. En la misma hora, Elena decide salir a dar su
acostumbrado paseo matutino. Y así, Elena y cientos de pasajeros transitan por
un predestinado camino. Lo que no saben es que algo los ha llevado a unirse en
este segundo de sus vidas, algo que está más allá de los límites de la
comprensión racional. Lo cierto, es que allí están, ellos dentro de este tren,
y ella, cruzando sus vías. Todo fluye naturalmente. Podríamos mirar a nuestro
alrededor para percibir esta fuerza, o podemos por el contrario, seguir
marchando.