En una mañana temprana y nublada de agosto, el tren pasa
rumbo a Buenos Aires. En la misma hora, Elena decide salir a dar su
acostumbrado paseo matutino. Y así, Elena y cientos de pasajeros transitan por
un predestinado camino. Lo que no saben es que algo los ha llevado a unirse en
este segundo de sus vidas, algo que está más allá de los límites de la
comprensión racional. Lo cierto, es que allí están, ellos dentro de este tren,
y ella, cruzando sus vías. Todo fluye naturalmente. Podríamos mirar a nuestro
alrededor para percibir esta fuerza, o podemos por el contrario, seguir
marchando.
que lindo lo que expresas Tino en este nuevo escrito!, lo cotidiano visto como un momento único, particular y preciado...destacando y valorando los más mínimos segundos de vida de las personas en la tierra...cada nuevo día es una nueva oportunidad para hecer cosas y ser feliz...
ResponderEliminar¡gracias por compartir estas cálidas palabras y fotos!
León
Una vez más, lo "predestinado" se cruza con la "elección personal", en base a la voluntad, y da como resultado este instante único, que sellará la vida de Elena y de los pasajeros del tren. La vivencia de cada uno será singular e irrepetible, y quedará grabada por siempre en sus mentes y en sus corazones.
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