Menos, más...

Menos luz y más visible eres, más te aprecias. En tu estado pleno, o en tu ausencia, permaneces. Te tapan las nubes, y te asustas del ruido del trueno, mas no abandonas tu puesto. Te eclipsas y vuelves a surgir. Cada noche elijes el lugar donde ubicarte, y desde allí descansas y observas, y también, a veces, piensas...

Siempre

Me marcas el paso de cada segundo, la duración de cada mirada, el minuto exacto en el que se oculta el sol. Me dices que todo tiene un principio, que todo transcurre, que todo termina. Me cuentas los días, los meses, las vidas. Sabes del ayer, del mañana y del hoy. Me das impaciencia y calma. Me abres caminos, me los cortas. Me conduces hacia allí, o me haces quedar aquí. Me das dudas y certezas. Me ves caer, tropezar, levantarme y seguir. Te mueves a tu antojo, vuelas cuando debes caminar y te aquietas cuando debes correr. Me obligas a pensar, me invitas a sentir. Estás ahí, y en el más allá. Tarde y temprano. Siempre.

Hueles

Hueles, y de fuego impregnas con sólo rozarte, con sólo mirarte. Estampas tu huella, tu sello, y con tu aroma acallas al sollozo eterno, al llanto que llora un ruidoso silencio. Doblegas al viento y a la fiera enfrentas. No podré llevarte cuando el sol se ponga. Y por eso temes que la noche venga, y que así nos halle, sin poder marcharme.

Firme

Firme allí estás, con raíces echadas que ya de todo eres parte. Te descubren la luz y estos ojos que miran, y clavado allí, firme estás. Sabor a años aunque tan solo semilla, e intensidad de foresta cuando un brote nomás. La lluvia caerá, te azotará la tormenta, y seguirás allí, inamovible y sin soltarte jamás.