"Ha girado el mundo, debes seguir mirando al frente" -le sugería su intelecto, cual acto reflejo-.
"No es necesario que desplaces tu vista a mi paso, desde aquí veo tu mirar perfectamente" -insistía casi convincente-.
"Quiero que las horas pasen, y los días pasen y los años pasen sin más distraerte" -procuraba transmitir creyendo su verdad. Hasta que sin saber cómo ni cuándo, una vez más, la más fiel sinceridad brotó y estalló de lo más profundo de su ser, y dijo:
"Siente mi presencia, mira mi existencia, que aunque gire el mundo aguardaré su vuelta y no me moverá de aquí ya nada".
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